"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

sábado, 2 de julio de 2011

Paso.

Ves el camino,
te encuentras tan lejana
dejándolo atrás.
Extrañas:
todo lo que tuviste,
por lo que tanto luchaste
y tanto perseguiste.
Sin embargo, das dos pasos
 hacia delante.
Retrocedes uno para atrás,
 te das la vuelta y lo miras,
descubriendo que pase lo que pase
antes de un principio debe haber un final.
 Quizá alcanzar tu propio destino,
llegar a tu meta a tiempo sea tu único final.
Llegar hasta allí,
es la forma de poder volver para volar.
Hace tiempo que escogiste ese camino,
 querrías pararte un rato más,
 decirle lo que te has equivocado.
Decirle que lo sientes,
que nunca quisiste hacerle daño,
que te mueres de ganas por quedarte a su lado.
Pero sabes que allí,
te espera el destino
por el que siempre has soñado
 que sólo de ti depende. Se encuentra pasando
febrero, en algún lejano lugar.
Allá donde las nubes nunca son dragones
 y los cuentos no conocen final.
Ahora, no tienes tiempo
y el tiempo, se te echa encima,
obligándote a avanzar.
Ahora, te queda tu trabajo, tu esfuerzo y tu sino…
obligándote a soñar.
Ahora, esperas que te espere o tal vez sólo que lo entienda,
que alguna vez pueda hacer su sueño, realidad.
 Ahora, descubres que más allá
 de febrero podría tener otro final
 pero hasta entonces ni tú serás
princesa ni en ningún castillo estarás.
Estarás, no sabes dónde, perdida
en algún bosque quizá.
 Luchando con las hojas de los árboles
 que te quieran ahorcar.
Ahora no sabes dónde está,
ni siquiera dónde estás…
hasta que el invierno acabe
y febrero aprenda a caminar.
Hasta que la tormenta amaine,
 hasta que tus sueños se hagan realidad.