"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

miércoles, 20 de julio de 2011

Miércoles.

Apareció tu fantasma
en mi habitación, de la nada.
Y una vez como otras tantas
se sentó sobre el colchón
de mi mullida cama.

Esperó por si le rechazaba
pero sólo lloraba.
Entonces él, se tumbó
a mi lado y me cubrió
con la mojada sábana.

Hacía mucho que le extrañaba
y él sabía como yo que le necesitaba
cada vez que mis lágrimas se derramaban.

Allí tumbado, pronunciarse evitó.
Cogió sus manos y con ellas, me acarició la cara
durante varios minutos, como si nunca hubiera pasado nada.
Como si su vida hubiera transcurrido en esa postura calmada.

Me vino bien su presencia, sus caricias apropiadas.
Me dejó llorar, en paz con mi alma
sin preguntarme si quiera por qué lloraba.
Fue esa clase de instantes en los que no importaba.
Él era el único ser sobre la faz de la tierra humana
capaz de estar, de ser... de amar,
de cuidarme al llegar como fantasma
pero como uno de asombrosa mirada.
Era capaz de amainar la mayor tormenta de mis lágrimas.

martes, 19 de julio de 2011

Diario de cárcel de amor.

¿Sabes? Ocurre algo muy triste.
Desde que tú te fuiste
algo en mí rompiste
fe lo llaman algunos, por despiste.

Intenté sanar con sangre
chorros de la parte
que quedan, en lo que aún late
y no puedo verte ni abrazarte.

Tú te perdiste y contigo...
Todos y cada uno de los domingos
se volvieron fríos.
Se quedaron desunidos.

No sólo el recuerdo
quema al muerto
también daña al insecto
y al ser que siga cuerdo.

Si el amor era una droga...
Yo me volví adicta sin demora.
Y ahora,
cumplo como el preso su hora.

Manzana verde.

Te pierdes.
Sí, sé que te pierdes
con formas de relieves
en tus noches calientes.

Sombras de cuerpos ardientes
que devoras como a rehenes.
Sombras que se dejan hacer siempre.
Sí, ellas siempre están pendientes
de satisfacer cada uno de tus placeres.

Y te conviertes 
en un cuerpo sin alma, sin mente,
sin sangre, sin corazón caliente
que devora sombras como una serpiente,
que se alimenta de ellas y nada siente.

Todo ello me entristece
porque mentirías
si dijeras que todavía
algo me quieres.

Realidad.

Con suerte, en esta guerra
habré llegado
a todas las metas
que mi esfuerzo me ha proporcionado.
Cuando sola y de mí misma
lo mejor he entregado.
Estoy en ese momento,
la cima: la estoy tocando.
Ahora soy libre y en mi victoria
me estoy bañando.
Estoy feliz mas no miento
si confieso
que tú ya no estás
que ya más
en mi espuma victoriosa no te vas a bañar.
Y me doy cuenta de que más que la victoria
tu palabra voy a extrañar
cuando tu voz como en la anterior batalla
no me grite ni susurre: lo puedes lograr.

Es una gran victoria
y me entristece no poderte hallar
para compartir contigo mis alegrías y mis penas. No. Ya
no estás.

Tigres.

Creímos que le quería
la mitad de lo que te quise.
Y ambos, averiguamos tristes
que eso nunca sería
del todo posible.

Il y a 2 jours.


Te machaste.
Allá lejos, a alguna parte.


  Y te imagino
       dando tu opinión cuando lo creas preciso
       y guardando silencio en la sombra,
        pensando en mí o tal vez en otra,
       muerto de sueño y con modorra.
             Alrededor de un fuego imaginario
               mientras tu alrededor permanece al lado
             tú miras las estrellas en el cielo apagado;
         desconociendo que al otro plano
en el mismo país, continente... 
te escribo, sin tú sospecharlo.
Y me siento feliz,
pensando en ti,
soñando.
Soñando contigo,
escribiendo acá lejos
en las nubes del cielo
por si acaso,puedes leerlo.

sábado, 16 de julio de 2011

Esta noche.

Esta noche, la luna está preciosa.
Está lejana y plena, mostrándose esplendorosa.

Juega con el mundo y se muestra,
Entre las nubes y sus tinieblas…
Tan bella.
Que… ¡Ojalá estuvieras aquí para poder verla!

Nos separan kilómetros, inmensos metros.
Sin embargo, allá lejos,
En este momento,
La luna estamos compartiendo.
A lo mejor ahora como yo, la estás viendo
O quizá no y estés simplemente viviendo.
Pero mi pensamiento,
Sólo es uno más de los cientos
En los que tu nombre invade mi cuerpo.
Y lo pronuncio sin quererlo,
Sin buscarlo y sin tenerlo.

Esta noche, la luna esta preciosa.
Me acuerdo de ti, no creo en la derrota.

Preguntas pasajeras.

Serán los días más largos
De todas nuestras vidas,
De las pasadas y de las venidas.

Se dibujan preguntas sobre el cielo plateado:
¿Cómo pude vivir
sin ti
todos estos años?
¿Por qué te extraño
si todavía no me has alcanzado?
¿Qué nos está pasando?
¿A qué se debe este cambio
En nuestras vidas tan rápido?

Hasta hace dos días
Te veía a diario
Y cuando han pasado:
Te extraño.
Extraño tus risas y tus comentarios clavados.
Tus pensamientos compartidos y tus ojos a mi lado.
Tus manos para estar como estaban: jugando.
Tu forma de tomarme el pulso, tus abrazos.
Y me pregunto cómo sobreviví
En aquel tiempo donde no te conocí.
Y me inquieta el no saber si un día volverás a mí.

jueves, 14 de julio de 2011

Cuarto creciente.

Y me encontraba allí
Pidiéndote desde lo más profundo de mi ser
Que volvieras.
Que regresaras a por el querer
Que siempre te guardaría.

Quería que me llevaras ¡oh sí!
Al mundo donde el blanco era blanco
Y el gris era gris.
La fe había vuelto a mí
Y comenzaba de nuevo a sonreír
Sin venir a cuento, así porque sí.
Y sabiendo que tú ya no estabas allí.

Tenía momentos buenos
En los que se me iluminaba la cara
Y los ojos, me brillaban
De una manera un tanto extraña.
Cargados de ilusión, quizá de esperanza.
Siendo ojos o siendo recuerdos
En mitad de la nada.

Y extrañé tus brazos
Y tus abrazos
A los que tanto
He amado.

Creí de verás y por un segundo
Que querrías volver a mi mundo.
Pero me equivoqué tal vez,
desde lo más profundo.
Y me encontré
Ensoñando en lo nocturno.

Me di cuenta
De lo cómoda y perfecta
Que era mi vida con tu presencia.
Rutina, o mejor seguridad, relativamente duradera.
Me di cuenta
Cuando los nervios se adueñaron de mis caderas.
Cuando otras rodillas rozaron mis piernas.
Y supe de verás
Que la ayuda y lo que él me brindaba
Recibiera
el nombre que la vida le diera.
Era positivo para todas mis células,
para todas y cada una de ellas.

Y te extrañé incluso en la distancia
Y en la cruel de tus ausencias.
Sabiendo que te marchaste.
Y haciendo balances.
Oliendo de tus pisadas; las esencias.
Siendo de tus recuerdos; la fragancia.
Me di cuenta
De lo mucho que extrañaba
Que tu corazón latiera
Que latiera rápido, en mi presencia.
Y lo que añoraba
Tus manos, tus pisadas…
Aquellas miradas
Que con las mías se comunicaban.

Aprendí
Entre lágrimas,
a las que no supe poner fin
Que sólo el que se marcha
Sabe dónde decir hasta aquí.

Y por tanto,
Comprendí así: con llanto,
Que volverías cuando estuvieras preparado.
Tal vez, cuando dejara de vibrarme el estómago.
O puede que no volvieras o al menos no en años.
Y me entristeció pensarlo.
Abandoné el pensamiento y lo dejé allí flotando.
Esperando algún día, recibir noticias del náufrago.

miércoles, 13 de julio de 2011

206.

Y me pillé,
He de confesarlo: por él.

Por un ser maravilloso
Que me daba abrazos de oso
Y cantaba animoso
Canciones de Disney a su antojo. 
Y salía a mi lado en las fotos.

Un ser sin vocación.
Sincero pero no atroz.
Que me rozaba buscando calor
Y aparecía de mi cerca, cerca de mi olor.

Alguien que entendía mi mirada
Desde la otra esquina de la sala.
Y constantemente hablaba
De mi carrera con mis caras.
Hasta era bueno jugando al pasacartas
Donde siempre, me dejaba hacer trampas.
Y cuando se reía, lo hacía con gracia.

Ese chico de madurez absoluta
De calma y paciencia duras.

Que conmigo jugaba
Con las manos entrenadas
A ese juego, donde me ganaba.
Tenía alma de niño, sí, tenía alma
Pero conseguía derretirme y dejarme anonadada
Con su madurez por mí: admirada.

Era un fiel compañero
En todos mis juegos
Y me miraba, desde lejos
Cuando creía que no le estaba viendo.
Me daba abrazos, le contaba secretos.
Hablábamos en otro idioma, de sueños...
Y jamás, jamás bajábamos al mundanal suelo.
Estábamos allá, en el mundo de nubes y cielos
Del que sólo bajamos cuando nos despedimos sin consuelo:
Él me pasó el hombro, mis brazos le rodearon luego.
Y supe, no me preguntes cómo lo averigüé en ese momento:
lo mucho que estaría entre mis recuerdos.

Me dejé claro a mí misma
Que le esperaría.
Que aunque el tiempo
Pasara, todavía
El tiempo seguía
Sí, seguía siendo todavía nuestro.

Me hizo feliz,
Y fue así
Como me despedí.

Agradeciendo
El beso que nunca rozó mis labios.
El abrazo que me cubriría consiguiendo
Mi calma y sus reparos.

Me hizo feliz
Y hoy no sé si lo supo él, si lo intuyó… si
Ni si quiera sabe que le escribo así.
Escribo para él, para ti
Para agradecerle que me hizo, me hizo feliz.

sábado, 9 de julio de 2011

Once de abril.

Nos ha faltado la magia
Se nos ha ido toda la gracia
Por la ventana,
Con la puerta cerrada.
Lo he intentado:
Volver a ver los árboles a mi paso,
Regresar a los semáforos parados,
Respirar de nuevo ese halo.
Sin embargo,
Cuando me ilusiono: caigo.
Porque siempre que lo hago
Nunca recibo nada a cambio,
Pongo mi felicidad en un extraño.
Por una vez, te estoy haciendo caso.
Continúo mi camino, intento no abandonarlo.
Olvidarme de ti espero, con el paso de los años.
Aquí me tienes todavía,
Escribiendo en la sequía
De mi corazón cansado
A alguien que me abandonó. ¡Oh abandonado!
He buscado,
Sin apenas descanso,
A un inquilino aunque fuera barato
Para mi corazón desordenado.
He bajado,
Todos los requisitos a que no me hagan daño
Pero el amor no es sólo eso ¿no? Enamorado.
Sin ego,
Sin tormento,
Debo decirte algo.
Dudo que alguien te haya amado,
Te haya escrito y ensoñado
Como mis versos ¡oh enamorado!
Pero seguir tus pasos,
No. Ya no.
Mi pobre corazón
Oh, todavía, ¡oh no!
Como tú, de ti ¡enamorado!

Flor marchita.

Pero el tiempo pasa
y su traición se hace presente
sin retrasar las batallas
que nos conducirán a la muerte.
Muerte
por el pasado,
muerte por el presente.
Muerte inevitable ¡Oh sí!
muerte inevitable, muerte.

Junio de 2010

Yo te llamo
y no contestas.
La luna se acerca
Cada noche
De primavera
Para pasar conmigo
Tu ausencia.
Me habla al oído
Pero muy cerca
Al ver mis lágrimas
Sobre la arena.
Cada noche
Recoge mis ilusiones
Y se las da a la mar
Para que no vuelvan,
Para que al marchitar las flores
De una vez desaparezcan.

Sustancia.

Se oye un grito a lo lejos.
Se oye un portazo.
Una mirada esquiva,
evidencia lo atropellado.
Un cuerpo, abandonado
permanece en la acera
esperando a la muerte
con su mano, con una botella.
¡Oh! Atropellado
El riñón permanece.
Ha muerto lentamente.
Y el cuerpo allí
permanece, permanece inerte.

jueves, 7 de julio de 2011

Tacones.

Y lanzarme al vacío
poquito a poquito.
Así tan despacito
al contrario
de como hice contigo.

Ponerme faldas.
Y mil vestidos,
de aquellos bonitos.
Esos de colores nunca vistos,
de estampados risueños y divinos.

Y maquillarme:
los labios de un rojo brillante,
de negro los ojos perfilarme,
de mil sombras adornarme.

Y ponerme tacones:
de esos abandonados por los rincones,
de los que me hacen daño en los talones,
de estos que dificultan mi subida de escalones,
de aquellos con los que rompía corazones.

 Y salir así
pintada y arreglada para mí,
para provocar sus risas, su frenesí.
Y para abrir su anonadada boca, para todo ello: sí.

Meses.

Tiré la agenda y el calendario.
Los tiré tras sacarlos del escondite del armario.
Tiré todo sin ningún cuidado,
esperando que tu mano
me trajese un recambio
de fechas nuevas, de tiempo renovado
donde contemplar el ocaso.

martes, 5 de julio de 2011

&

La otra chica la llama,
con aparente impaciencia
desde la otra punta del círculo
donde todos ellos se hayan.
- Ven, tengo que decirte algo. –
Pronuncia y gesticula al mismo tiempo,
indicando la necesidad imperiosa
que tiene de que ella
reciba la información,
de hacerla cómplice de su secreto.

Ella,
no sin algún reparo; se acerca.
Se coloca de cuclillas y espera.
“Creo que le gustas.” 
Afirma sin ningún tipo de duda su mirada
y ella,
atenta,
rápida se dispone a esquivarla.
Sale prácticamente disparada
y finalmente: escapa
de esa confesión, de esas palabras
no pronunciadas.
Pero al igual que un cazador a una fiera,
de nuevo a ella la ataca
y la coge totalmente desprevenida,
cuando menos lo deseaba.

 – Creo que le gustas. –
Sí, esta vez sus palabras
se expulsan y se clavan
como un puñal poniendo
en su boca una mordaza.

Y ella,
entre dudas y quitándole importancia:
– No te líes – le dice
para arrancarle al azahar la fragancia.
En el fondo de sí y a regañadientes,
se teme que después de todo el amor no miente:
las miradas se palpan, haciéndose presentes,
siendo dos, entre un gran barullo de gente.
Le conoce poco mas le tiene en su mente
y pretende
esquivarle buscando un clavo ardiente.
Ninguno tiene
ganas de caldear el ambiente,
se miran, apenas se tocan.
Hablan, ríen y sus pies se rozan.
Como se apoyan
los borrachos en las farolas,
sabiendo que al día siguiente
llegará mañana y entonces todo será diferente.
Así son felices.
Inmensamente felices.
Sin reconocer sus deslices.
Queriendo o sin querer, 
siguiendo en juegos infantiles.

sábado, 2 de julio de 2011

Paso.

Ves el camino,
te encuentras tan lejana
dejándolo atrás.
Extrañas:
todo lo que tuviste,
por lo que tanto luchaste
y tanto perseguiste.
Sin embargo, das dos pasos
 hacia delante.
Retrocedes uno para atrás,
 te das la vuelta y lo miras,
descubriendo que pase lo que pase
antes de un principio debe haber un final.
 Quizá alcanzar tu propio destino,
llegar a tu meta a tiempo sea tu único final.
Llegar hasta allí,
es la forma de poder volver para volar.
Hace tiempo que escogiste ese camino,
 querrías pararte un rato más,
 decirle lo que te has equivocado.
Decirle que lo sientes,
que nunca quisiste hacerle daño,
que te mueres de ganas por quedarte a su lado.
Pero sabes que allí,
te espera el destino
por el que siempre has soñado
 que sólo de ti depende. Se encuentra pasando
febrero, en algún lejano lugar.
Allá donde las nubes nunca son dragones
 y los cuentos no conocen final.
Ahora, no tienes tiempo
y el tiempo, se te echa encima,
obligándote a avanzar.
Ahora, te queda tu trabajo, tu esfuerzo y tu sino…
obligándote a soñar.
Ahora, esperas que te espere o tal vez sólo que lo entienda,
que alguna vez pueda hacer su sueño, realidad.
 Ahora, descubres que más allá
 de febrero podría tener otro final
 pero hasta entonces ni tú serás
princesa ni en ningún castillo estarás.
Estarás, no sabes dónde, perdida
en algún bosque quizá.
 Luchando con las hojas de los árboles
 que te quieran ahorcar.
Ahora no sabes dónde está,
ni siquiera dónde estás…
hasta que el invierno acabe
y febrero aprenda a caminar.
Hasta que la tormenta amaine,
 hasta que tus sueños se hagan realidad.

En lo más profundo de los sueños.


Si fueras capaz de encontrarlo
Por una calle cruzártelo
En una noche fría y oscura
Con tu alma callada
Bajo una capa,
En la penumbra.

Entonces te enamorarías
De nuevo,
De un caballero
Con otra capa y otro sombrero
Te enamorarías, te enamorarías
De cada uno de sus versos.
Para cada noche,
Poder volver a verlo.

Nunca.

Te digo adiós
Al igual que lo hiciste tú
en otro tiempo; así cerrando el amor.
Abandonándolo al olvido.

Te digo
Que te vaya bonito
Que seas feliz y lo mucho que te he querido.
No te lo reprocho.
Sólo te recomiendo que no olvides lo vivido.
Porque cuando estés triste ése será tu tesoro
Sí, el recuerdo de nuestro amor será tu orgullo escondido.

Te deseo
del mundo lo mejor:
La paz, la lluvia, los sueños, los acantilados…
Porque son las partes del mundo que más amo.

Ha llegado el momento
En que espero,
De todo corazón que te alegres de nuevo
Seas feliz y sonrías
Cuando tus manos calienten otras que no sean las mías.

Quizá con algunos meses, pueda ser tu amiga
Y decirte abiertamente todas las palabras
De mi triste despedida.
Pero hoy te digo adiós
Porque creo
Que te quiero
Y precisamente por eso,
Sé que nunca dejaré de hacerlo.
Te deseo
Que seas feliz, que tengas amor
Que tengas sueños y que vuelvas a luchar: por ellos.

Porque fuiste mi primer amor
Y dudo,
que vaya a haber en el mundo
alguien por quien tú o yo
sintamos la mitad o una pequeña parte
de aquello que nuestros corazones comparten.

Y tal vez éstas no sean las palabras que tú te esperas
Para así marcharme. Sin embargo, me he dado cuenta
De que al contrario del rencor o el odio que puedas
O no creer que a ti te tenga
Te confieso con el calor de la sangre que recorre mis venas:
Que no te odio, ni te deseo mal, ni recuerdo las penas.
Conservo la certeza
De que de héroe tu madera está hecha
Y sé con todo el alma lo mucho que a ti como a mí nos apena
Alejarnos así y abandonarnos en el mundo de la tristeza.