"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

sábado, 30 de abril de 2011

Guiño de primavera.

-          Tú y yo… es complicado.
-          Entonces suéltame el brazo
y antes de que puedas visualizarlo:
ya me habré marchado.
-          No te vayas todavía. Quédate otro rato.
-          Es un sueño despertarás. No puedo remediarlo.
-          Da igual, quédate. Quédate y no sueltes mi mano.
-          Me dijiste que no volviera a hacerte daño.
Y el daño te lo estás haciendo tú, al no estar avanzando.
Mientras no me sueltes, seguiré cada noche a tu lado…
Y así, no conseguirás olvidarlo. Así no vas a superarlo.
-          ¿Fue acaso un error la decisión que tomamos?
-          La decisión fue más tuya que mía. No puedes negarlo.
-          No fue mía. Tú empleaste el verbo conjugado.
Tú dijiste todo aquello, cuando te dije de intentarlo.
Te puse entre la pared y la espada no aguantaba el náufrago.
-          No pienses ahora en eso, es un sueño, sigue soñando.
-          No sé lo que quiero, no sé si es destino quien me ha golpeado.
Era feliz hasta que nos cruzamos y me recordó tiempos pasados.
¡Inevitable destino, cruel aliado!
-          Si tan segura estabas del camino que estabas llevando…
Continúa no te pares por un encuentro desafortunado.
-          Me creía feliz, me creía ilusionada por mi carrera galopando
pero la burbuja estalló y anoche te encontré abrazando
mis palabras. Y mis pies, contigo iban caminando
hacia el dormitorio descalzos.                              
-          Venga acuéstate, ahora te tapo.
-          El destino me habló de un sueño encantado
de confianza y de amor, sí, de aquello de antaño.
-          No le des más vueltas a algo que ha acabado.
-          ¿Todo ya se ha terminado?
-          No lo sé, cielo. No sé qué nos ha pasado
Cómo y por qué todo ha cambiado
Ni si hay, billetes de vuelta hacia el corazón robado.
-          ¿Acaso tú me has olvidado?
-          Hoy, soy tu sueño. Soy un ser que tu mente ha creado.
-          Busco la verdad y acabar con esto, si es que todo ha acabado.
-          ¿Y si no lo ha hecho? ¿Y si aún pudiéramos continuarlo?
-          Bostezo de mañana, caballero: las preguntas se han terminado.