- Tú y yo… es complicado.
- Entonces suéltame el brazo
y antes de que puedas visualizarlo:
ya me habré marchado.
- No te vayas todavía. Quédate otro rato.
- Es un sueño despertarás. No puedo remediarlo.
- Da igual, quédate. Quédate y no sueltes mi mano.
- Me dijiste que no volviera a hacerte daño.
Y el daño te lo estás haciendo tú, al no estar avanzando.
Mientras no me sueltes, seguiré cada noche a tu lado…
Y así, no conseguirás olvidarlo. Así no vas a superarlo.
- ¿Fue acaso un error la decisión que tomamos?
- La decisión fue más tuya que mía. No puedes negarlo.
- No fue mía. Tú empleaste el verbo conjugado.
Tú dijiste todo aquello, cuando te dije de intentarlo.
Te puse entre la pared y la espada no aguantaba el náufrago.
- No pienses ahora en eso, es un sueño, sigue soñando.
- No sé lo que quiero, no sé si es destino quien me ha golpeado.
Era feliz hasta que nos cruzamos y me recordó tiempos pasados.
¡Inevitable destino, cruel aliado!
- Si tan segura estabas del camino que estabas llevando…
Continúa no te pares por un encuentro desafortunado.
- Me creía feliz, me creía ilusionada por mi carrera galopando
pero la burbuja estalló y anoche te encontré abrazando
mis palabras. Y mis pies, contigo iban caminando
hacia el dormitorio descalzos.
hacia el dormitorio descalzos.
- Venga acuéstate, ahora te tapo.
- El destino me habló de un sueño encantado
de confianza y de amor, sí, de aquello de antaño.
- No le des más vueltas a algo que ha acabado.
- ¿Todo ya se ha terminado?
- No lo sé, cielo. No sé qué nos ha pasado
Cómo y por qué todo ha cambiado
Ni si hay, billetes de vuelta hacia el corazón robado.
- ¿Acaso tú me has olvidado?
- Hoy, soy tu sueño. Soy un ser que tu mente ha creado.
- Busco la verdad y acabar con esto, si es que todo ha acabado.
- ¿Y si no lo ha hecho? ¿Y si aún pudiéramos continuarlo?
- Bostezo de mañana, caballero: las preguntas se han terminado.