Dentro de mí existe
Una niña de dieciséis
Que ríe, llora y gime
Cuando veros, no podéis.
Con ella me peleo
Y enfado más de una vez
Cuando triste me siento
Y no sé por qué.
La busco y la encuentro
Llorando en un rincón
Con desamparo y anhelo,
Del otro, tu corazón.
Dice que te echa de menos
Que nada sin ti sabe hacer
Que no tiene más remedio
Que recordar y deshacer.
Ella intenta y la retengo
Cuando en tu busca va.
La encierro un tiempo
Y la perdono ya.
Cuando te ve, sale corriendo
A encontrar al niño
Que guardas encerrado dentro
Que por él a mi niña riño.
Ella va y le alcanza en el suelo
Y se empeña en ayudarle a levantar
Pero le digo con el cerebro
Que encerrado está en algún lugar
Que tú le hiciste prisionero
Y que nunca le vas a soltar
Pero ella bajo el limonero
Se pone al niño a esperar
Cuando la medio convenzo
De que es el destino
Cuando la miro y me estremezco
Vuelve la sombra del niño.
Entonces es feliz y me alegro
Sale, baila, vuela y anda
Camina por el precipicio estrecho
Por el abismo de la nada
No se da cuenta, le muestro el riesgo
Pero sin perder la esperanza
Confía en su promesa, abandona su ego
Y se cae una vez más, pierde la calma.
Es entonces cuando la recojo y tiemblo
Sigue siendo la niña de siempre.
Curarla con mis medios, intento
Pero para ella no es fácil lo que siente.
La empujo hacia adelante con viento
Hacia un futuro sincero
Y le digo con lágrimas en los cuencos
Que no sé si al niño, no sé si volverá a verlo.
Le explico como puedo
Que otro como yo, intenta protegerlo
Intenta a su niño, esconderlo
Y que ellos, se encuentran perdidos en el mismo cielo.
Le digo con mi corazón prisionero
Que con todo él yo la quiero
Que es maravillosa, que es todo lo que tengo
Que quizá algún día lo suyo sea eterno.
Pero ahora, al menos,
Debe comprender los motivos de mi encierro
Tiene que seguir su camino derecho
Y salir cuando el corazón tenga rehecho
Le he presentado a candidatos diversos
Ella a todos, saca defectos
Dice que busca el amor verdadero
Y por las noches pone carteles en sueños.
Por si dejas libre al niño, en invierno.
Cada mañana cuando me despierto,
Los arranco como puedo
Y le digo que es hora de volver dentro.
De vez en cuando, escribir le dejo
Hasta le muestro las tiendas de caramelos
Y subirse a columpios le consiento
Estamos madurando, debe saberlo
Ella tiene un amor, otro yo tengo:
El suyo es pasado, el mío no conoce tiempo.
Ella te confiesa hoy, cuando hace un milenio, por eso
Que te quiere, que siempre lo ha hecho.