Estás confusa, cálmate. No pienses en nada.
No pienses, ni en él ni en su traviesa mirada.
Por favor, siéntate y no analices la espada
Que te está atravesando con imágenes pasadas.
Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac.
Las agujas del reloj no paran
Y se oye a lo lejos una voz que te habla
Desde la distancia, una voz tenue, ahora lejana,
Pero cada palabra, hasta cada monosílabo: te lo clava.