"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

martes, 2 de agosto de 2011

El escritor.

Él la observa
se para atentamente
en cada músculo de su cara,
en cada reflejo de sus ojos,
en cada matiz de su mirada.

Y la mira a ella
como si nunca la hubiera
tenido,
visto
u olido
como si ella ya no fuera
sólo ella
y se convirtiera lentamente
en el olor de su perfume
en el color de su piel,
en el tacto de su mano...

La mira desde la distancia
aun teniéndola cerca...

Él la observa.

Se muere por besarla
pero no se altera.
Se sumerge en la batalla
con su corazón que golpea
de su mente la puerta
exigiéndole que la abra,
que la haga suya una noche de primavera.

Y en sus pensamientos
está ella.
Sin quererlo.
Sin frenarlo.
Sin buscarlo.
Sin serlo.

Sin ser él, el dueño
de cada uno de sus besos.