Escucha lo que te digo:
No temas por el que consideras tu “enemigo”
Porque no lo hay mayor que uno mismo.
Y al fin y al cabo, el agua se reduce a ríos:
Tenemos el Tajo, el Ebro, el Jarama, el Guadiana
… de los demás siempre me olvido.
Y los ríos acaban en mares y océanos como el Pacífico.
La esencia que todos comparten es: el agua dulce o salada.
Por tanto, no has de temer por una charca.
En aguas más violentas, en otras aguas me bañaba
Y nunca, nunca, me acababa pasando nada.
Aprendí a esquivar corrientes, a salir de donde no hicera pie
Y a mirar el mundo, desde abajo: al revés.
Tal vez,
Haya otras palabras que no sepan tanto a miel.
Tal vez,
No me hagas caso. No lo sé.
No tengas enemigos
Porque nada tienes que antes no hubieras tenido.
O tal vez
Los tengas
pero nunca hayan oído hablar de tu existencia
y me vean,
tan sólo, como una niña pequeña o una princesa
que de vez en cuando, con ellos habla y de ellos se aleja.