"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Despertar.

En el desierto inesperado del deseo
donde desenfrenados; estaban nuestros cuerpos.

jueves, 25 de agosto de 2011

Manifiesto.


Andar descalza:
Me encanta.

El mar y la playa:
Me calman.
La oreja de van Gogh es mi música de almohada
Sobre todo, cuando ésta está mojada.
Adoro las conversaciones largas,
Hablar por teléfono en la distancia.
Creo en el horóscopo y lo leo en el periódico cada mañana.
Cuando estoy triste escribo palabras rimadas.
En el vaso vacío soy capaz de ver el agua.
Soy impulsiva, suelo no guiarme por la vía razonada,
Cariñosa me considero, abrazo a las personas cercanas.
Infantil e inocente resulto al creer en los cuentos de hadas.
Valoro la amistad y procuro cuidarla con confianza
Me emboba la luna y las noches estrelladas.
Soy una romántica, un alma que vuela libre de madrugada.
Aprecio a la familia sobre todo a la llana.
Puedo resultar cabezona y un poco obstinada.
Las cosas se pierden soy un poco despistada,
No me gusta el orden atroz ni las imposiciones descabelladas.
Sigo creyendo que podemos cambiar el mundo con la palabra.
Me ha costado el amor alegrías y lágrimas.
Tengo una fuerza interior y una constancia.
Me gusta la poesía y echo de menos las prisas agitadas.
Dentro de la política, pienso poco en esa fauna rara.
Del fútbol pienso que dan patadas.
De todas las lenguas, sólo del castellano estoy enamorada.
Me cambia el tono de voz cuando estoy cansada.
Me agobio cuando una larga temporada
de exámenes, se aproxima hacia mi cama.
Soy feliz por naturaleza y regalo mi sonrisa por las mañanas.
Devoro chocolatinas y chucherías extrañas.
Subo a columpios cuando las sillas están calmadas.
Duermo poco o mucho, depende de la temporada.
Mi actividad mental supera la media cuando estoy ofuscada.
Me ciegan el corazón los escritos de Celaya.
Apoyo la literatura comprometida; me llama la hispanoamericana.
Me atrae el arte de vanguardia y de las artes: la gramática.
Descuido los perfumes y las fragancias.
Atormento a mis oídos con música de ranas.
No logro continuar diarios pero no abandono mi alma.
Planifico mirando al futuro y escribo cartas.
Abandono el bolso junto con los zapatos al volver a casa.
Me preocupo por los que me importan como una hermana.
Permanezco en relaciones largas,
las prefiero a las cortas estancias.

Ando con zapatos y chanclas
pero prefiero andar descalza.


martes, 16 de agosto de 2011

San Juan.

Tres días, tan sólo tres días.
No vamos a saber de nadie.
Y dicho de otra manera:
no voy a saber de ti.
Respiraremos puro aire.
Volveremos a las heladerías
y a los sabores de cuando era niña,
a los atardeceres y a las brisas,
a respirar... sin ninguna prisa.

Tres días con alguna estrella
que me acompañe en mis decisiones.

Tres para pensar en mi vida,
para saber qué hacer con ella
y averiguar si ando perdida.
Cerciorarme de si estoy lista
para por siempre: compartirla.

Tres días de soledad infinita
donde sentirme al fin bella
y sin ataduras ni compañías.

domingo, 14 de agosto de 2011

Crecer.


Crecer es pasarse media noche llorando
para descubrir realmente por qué lloras.
Crecer es enfrentarse a uno mismo
para averiguar qué es lo que quieres.
Crecer es dejar a un lado
los puros caprichos para hablar al corazón.
Crecer es algo que se aprende a base de golpes
 y que a todo ser humano llega.
Crecer es tomar decisiones
 que debaten la cabeza y la sinrazón.
Crecer es abandonarte a un camino
porque en un momento dado lo escogiste
y saber a la vez cuándo tienes
que dar media vuelta y rectificar.
Crecer es decir lo siento y pedir disculpas,
asumir que te guste o no te harán daño
y tú lo harás sin buscarlo.
Crecer es comprender que existen riesgos
 y que lo importante en la vida
no es nada más complicado que intentar
ser feliz.
Crecer es ponerte en el lugar del otro
e intentar sacarle una sonrisa.
Crecer es aprender a afrontar las duras batallas de la vida,
luchar contra el destino aunque sea en balde.
Crecer es tener un sueño y perseguirlo.
Crecer es enamorarse, entregarse a algo o a alguien.
Crecer es volar y es comprometerse.
Crecer  es aprender a quererse uno mismo
como única manera de querer a los otros.
Crecer es una batalla
en la que siempre la partida la gana
la vida pero en la cual queramos o no seguimos luchando.

Palabras olvidadas del alma.


No descubras el enigma de tu sonrisa.
Porque si eso ocurre una lágrima,
caerá sobre ti y otra, sobre el alma mía.

Eternidad.


Daría mi vida entera
por tirarme en una acera.
Y tumbarme cerca de ti, muy cerca
a escuchar cómo tu sangre bombea.

Daría mi vida entera
Por la tarde aquella,
por una vida contigo: eterna.

viernes, 12 de agosto de 2011

Puñal.


Estás confusa, cálmate. No pienses en nada.
No pienses, ni en él ni en su traviesa mirada.
Por favor, siéntate y no analices la espada
Que te está atravesando con imágenes pasadas.

Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac. Tic, tac.
Las agujas del reloj no paran
Y se oye a lo lejos una voz que te habla
Desde la distancia, una voz tenue, ahora lejana,
Pero cada palabra, hasta cada monosílabo: te lo clava.

Agua dulce, agua salada...


Escucha lo que te digo:
No temas por el que consideras tu “enemigo”
Porque no lo hay mayor que uno mismo.

Y al fin y al cabo, el agua se reduce a ríos:
Tenemos el Tajo, el Ebro, el Jarama, el Guadiana
… de los demás siempre me olvido.

Y los ríos acaban en mares y océanos como el Pacífico.
La esencia que todos comparten es: el agua dulce o salada.
Por tanto, no has de temer por una charca.
En aguas más violentas, en otras aguas me bañaba
Y nunca, nunca, me acababa pasando nada.
Aprendí a esquivar corrientes, a salir de donde no hicera pie
Y a mirar el mundo, desde abajo: al revés.

Tal vez,
Haya otras palabras que no sepan tanto a miel.

Tal vez,
No me hagas caso. No lo sé.
No tengas enemigos
Porque nada tienes que antes no hubieras tenido.

O tal vez
Los tengas
pero nunca hayan oído hablar de tu existencia
y me vean,
tan sólo, como una niña pequeña o una princesa
que de vez en cuando, con ellos habla y de ellos se aleja.

jueves, 11 de agosto de 2011

Respuesta inesperada.

El corazón no entiende de matemáticas
ni de las simples ni de las aplicadas.

El corazón siente el amor,
con eso le basta.
Deja a un lado cualquier razonamiento,
todo tipo de ciencia extraña
y se centra en sentir, sin conocimiento,
sensaciones que le embriagan el alma.

sábado, 6 de agosto de 2011

Hielo.

Mi corazón arranca
con tus palabras.

Mi vista se viste
de momentos felices.

Mi inquieta alma se calma
cuando sólo tú la abrazas.


Se rompen mis esquemas
en cuanto aparece tu silueta


Pasan los meses y los años
pero nada cambiará, nada ha cambiado.

La guerra se perdió sobre la arena.

Ha llegado el momento.
Me noto preparada para caminar de nuevo.
Por otros lugares, por otros tiempos…
Y pensé que debíamos cerrar el sendero.
Me equivoqué, lo siento.
Soy libre, no te pertenezco.
Nunca lo hice y no quiero hacerlo.
Soy feliz, no te miento.
Engañarte no pretendo.
Me conoces como para saber que es verdadero;
Que me lo paso bien y me divierto
Que me hacen reír, que tengo mis propios sueños.
Pensé que decir adiós sería bueno
Y luego me acordé, sí, luego
De que no fuimos antes capaces de mirarnos y vernos.
De sonreírnos con el corazón pleno
Y desearnos lo mejor duradero.

Sé que hay decisiones que me alejarán desde dentro
para siempre de un posible reencuentro.
Sé que siempre quedarán  perdones de por medio.
Que fuimos felices y nos quisimos de veces cientos.
Quise verte para ver si te haría daño, para ver si podría hacerlo
Pero no tengo que perdirte permiso, no, no tengo.
Y me dolería hacerte daño porque te respeto.
Te respeto y como siempre algo te quiero
Pero te voy a seguir queriendo
Mas tú ya no eres tú, el momento no es el nuestro
Mi cariño ha cambiado, se ha convertido en cariño, en eso.
Al que igual que también aprecio
A Las personas que han permanecido allí, así, con todo ello.
Fue muy bonito, quién sabe si fue eterno.
No sé lo que sientes, ahora mismo no me preocupa aquello.
Espero
Haber hecho y dicho lo correcto
Ambos sabemos,
O eso creo,
Que cada cual ya tiene su sueño.
Y con el tiempo,
Quizá entonces vea la necesidad que vi ayer en un determinado momento...
Entonces párame, no merezco
Todo ese castigo eterno.

jueves, 4 de agosto de 2011

Jarama.

¿Lo sabrás?
A mí qué me debiera
Importar
Que así fuera…

Pero y… ¿Si lo sabes?
o… mejor, ¿y si no lo sabes?
¿Y si la historia se repite?
¿Y si he aprendido de los deslices?

¿Por qué me preocupo?
¡Si ya no estás en mi mundo!
No, prefiero que seas mudo.
Eso es lo más oportuno.

Y si lo supieras
Podría explicarlo, aunque no debiera.
Tal vez tú nunca lo comprendieras.
No has conocido éstas, estas tierras.

Tierras marcadas por pisadas y huellas,
Por el olor de la lluvia, por la primavera.
Llenas de encanto y mentes inquietas,
Que recorren las calles en las tinieblas.

Tierras jóvenes y frescas
Que te llenan el alma de pasiones nuevas
Y te descubren deteniéndote, amarrándote con fuerza.
Tierras del campo y tierras ¡oh! Tierras.

martes, 2 de agosto de 2011

Care.

Mis dedos
te están rozando, fugitivamente.
Me muero por tenerte
y quizá por ello:
me muero lentamente.

Tengo,
ganas de quererte.

De rescatarte de la multitud, de las gentes,
de todas las tardes en bares de ambiente
y llevarte a mi mente
porque allí eres,
siempre presente,
la más bella princesa
para un príncipe valiente.

El escritor.

Él la observa
se para atentamente
en cada músculo de su cara,
en cada reflejo de sus ojos,
en cada matiz de su mirada.

Y la mira a ella
como si nunca la hubiera
tenido,
visto
u olido
como si ella ya no fuera
sólo ella
y se convirtiera lentamente
en el olor de su perfume
en el color de su piel,
en el tacto de su mano...

La mira desde la distancia
aun teniéndola cerca...

Él la observa.

Se muere por besarla
pero no se altera.
Se sumerge en la batalla
con su corazón que golpea
de su mente la puerta
exigiéndole que la abra,
que la haga suya una noche de primavera.

Y en sus pensamientos
está ella.
Sin quererlo.
Sin frenarlo.
Sin buscarlo.
Sin serlo.

Sin ser él, el dueño
de cada uno de sus besos.

Hinojos.

Y cuando me paro
como tantas otras veces
a contemplar en vano
una figura que reconozco.
Un cuerpo que me parece extraño,
todas sus formas han aumentado
su mirada profunda,
su cuerpo cálido...
Ha desaparecido en ese charco.

No te reconozco.
Me paro, reposo.
Te miro y no sé qué ando
mirando
con mis propios ojos
que te conocían y sólo ven ya enojos...
Las huellas de una bala rota y partida
que alguien disparó con hinojos
cuando se hubo desesperado. Y toco
la huella, la poseo, la hago mía
metiendo el dedo en la herida
con una carga demasiado viva.

No te reconocía
ni tú me reconocerías
estando tan lejos de la partida
que tú diste por perdida
y en la que juego sin medida
con quien provoca mi sonrisa.

Desde la frontera del bien.

Lo que dejaste atrás
todo lo que tuviste que abandonar...

Los amaneceres que no descubriste
los sabores que no escupiste...
Por mí, según dijiste:
en tu lucha te rendiste
y si es cierto que lo hiciste...
¡Qué mérito tuviste!
admiro desde la distancia lo que decidiste
si fue por mí y no me mentiste
algo me quisiste
donde ya sólo provocas despistes.

lunes, 1 de agosto de 2011

Códice.

Me empecé a plantear
Que todo aquello
Fuera cosa del destino.

El mismo,
Que tantas grandezas
me hubo de regalar
en tiempos ya vividos.

Imaginé que hasta se había puesto
De acuerdo
Contigo,
Para juntar nuestros caminos
Y que así yo no alcanzara
Mi deseado olvido.

Mas ese día todo fue distinto.
Comprendí que algo debía aprender
De los pasos que me seguían por los pasillos;
Que quizá
Fuera sólo casualidad,
La letra,
La fecha,
El estar despierta
O atenta.

Tal vez, podía ser
Que el destino no existiera
Y mis pasos, todavía siguieran
Caminando,
Sin descanso
Por donde los mares se levantaron
Cuando juntos hubimos pasado.

Y podía ser
Que si cambiara de ambiente,
Si saliera con otras gentes,
Si no te pronunciara donde
Aún estaba tu nombre
ardiente…
podría ser
mas no fue.

Aquel era mi camino
Y tú, mi largo precipicio
Del que intentaba
Subir sin resquicios.