"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

martes, 20 de diciembre de 2011

Coma


Y yo me pregunto 
si sólo es que estoy agobiada,
si es el mundo el que me aprisiona. Si es el tráfico por las mañanas, 
las mil y una perdidas llamadas, 
el saber que el menos de un mes
estaremos de exámenes... 
si es el paso de los años, 
si es que hoy ha estado 
el cielo claro y ayer nublado... 
si es que estoy sensible u ovulando..
Si es que escribo o estoy soñando.
Pero no. cuando nos quedamos 
a solas sin teléfonos, sin tareas, 
sin la cabeza al sumo llena, 
sin pensar en mañana... 
cuando nos quedamos ella y
yo nos desnudamos. 
No me preguntes cómo pero entonces tras la cortina de proyectos, agobios, sueños 
incluso universo. 
No sé por qué pero te sigo echando de menos
y me muero, 
si tú te estás muriendo.


Mientras tanto lucho. 
Sigo como siempre: feliz, sincera, constante, coherente... 
feliz intentando que si mi corazón 
grita mi mente 
siga en trabajos 
creyéndose dueña 
y siendo ausente.


Escribo por las noches, cuando duerme. 
Y mi corazón le pide al tuyo que calme 


sus preocupaciones por ti. Que responda al qué tal. 
Que él intente ser consciente 
de que no le deseo mal.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Querido y tú:


Me vi más cerca de ti
Que nunca y yo me sentí
Más lejos que de costumbre.


Comprendí lo tantísimo 
que echaba de menos 
algunas cosas y lo triste 
que estaba 
porque ya no sentía lo mismo. 
Tenía fe en ilusiones vagas
Pero ya no en las personas
que éramos ahora.


Y se mostró lo mucho que te echaba de menos
Y el tener aquello
Que era solo nuestro.
Pero me di cuenta
De que no podía olvidar el suceso.
Por mucho que mi cuerpo
Hubiera rozado otro cuerpo.


Y vi que aunque nos atacásemos 
Mutuamente y ya atractivos no nos resultasémos
Quizá necesitaba soltarte 
Las verdades
Que nunca te dije para agusto quedarme.
Sacar a fuera el dolor y gritarte.
Deshacerme en llantos
Como la última vez que nos encontramos.
Sabiendo que tal vez nunca podríamos remediarlo.


Sabiendo que antes o después 
a nuestras vidas
llegarían otras almas.
Y sí, jamás
De los jamases será
Lo mismo
Pero no puedo perder la esperanza
En que será bonito,
Que habrá un motivo
Para vivirlo.


Ya no seremos tú y yo. 
No digo nunca pero estadísticamente es muy improbable.


Justo cuando más olvidado creía tenerte:
reapareces.


Y no puedo regalarte mi presente.
A veces,
No me importaría, 
Otras sé que no te olvidaría
Y otras pienso en lo importante que has sido en mi vida.


Resaltando el has sido.
En un pasado donde nada era lo mismo.


Y me he fijado que cuando hablo
De ti, tiendo a contar tres años
Y ahora me siento más sola
Que nunca.
Cuando ya no debiera sentirme así.

Llevamos tanto tiempo distanciándonos que realmente nunca nos hemos distanciado.

Tú lees mis escritos,
Yo de vez en cuando
Miro al pasado.


Quizá suene drástico
Pero queda prohibido llorar al recordarlo.


Me he propuesto no volver a pensar en lo malo
Y controlar esa sonrisa que se me sigue escapando
Cuando mi cabeza dejo a un lado.


Volveré a mis aventuras y seres imaginarios
A mis amantes reales y fugaces
A mis ilusiones impermeables
A mí,
a mí sin ti.


Te echo de menos
Pero
No puedo
No sería bueno
Que siguiera escribiendo.
Sólo nos haría daño.
Debo seguir callando.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Valle.

Es uno de esos días.
En los que le plantas cara a la vida
Y te das cuenta de lo rápido que gira.
Que ayer era ayer y hoy… ya no hay salida.

Desde hace un mes más o menos.
Todo cambió se volvió más gris y menos negro.
Desde que nos separamos
así no había vuelto a verlo.

Estoy luchando tanto por algo
que me ilusiona como a una niña esperando
la llegada de la navidad.

A la vez,
dentro de mi madurez,
que los reyes ya no traen los regalos
 ni se comen los camellos
los mazapanes.

Hace tiempo,
no demasiado
aprendí que hay determinados pasos
que damos sin un por qué,
sin saber explicarlos
y con la distancia nos damos cuenta
de que teníamos que darlos.

He comprendido que un lo siento,
o una palabra todavía más importante:
un te quiero.
Podrían haber evitado todo esto.
Que nada habría sido igual si una voz,
ya lejana, las hubiera dicho en su momento.

Sin embargo, es uno de esos días en los que el ‘nada’
miente a la pregunta de si nos pasa algo.
A los que quizá, sólo tú, aun sepas cómo solucionarlo.
Sepas cómo arreglar todo lo que me he cargado
y no me refiero únicamente a los cascos.

En las noches pienso.
En las mañanas también por supuesto
pero es algo que ya no veo.
Lo he pasado mal.
Estaba agobiada.
Hacía mucho que no me sentía así.
Y tú, tú no eras el causante ni estabas allí.
Supongo que es una mezcla de agobio y pánico,
De ilusión, miedo, lucha y recelo titánico.

‘Te necesitaba’
Pero lo peor de todo no es que no estaras.
Es que me he hecho tan fuerte
que no me extrañaba.
Que como tantas veces
sólo eras una sombra que se borraba.

Y no te voy a engañar.
Hay reflejos
de cuerpos
que se empeñan en posar
delante de un espejo
por si me giro al pasar.
Que se molestan en ser y estar.
Mas a ninguno de ellos
me pongo a apelar.
Pues a ti te escribo sin respuesta esperar.
Sabiendo que a la sombra de algún nogal estarás
viendo cómo el invierno arranca las hojas del rosal.
Mas tú desde el nogal te vistes de ternura y sal.

Es tarde.
Mañana será otro día.
Recuerda siempre pase lo que pase:
que esa niña te quería.

Algo está cambiando.
Por suerte. Por desgracia.
Sigo luchando.
Mi esencia no se ha apagado.
Tal vez mi necesidad se esté calmando.

Y aunque haya sido un infierno,
está apareciendo
alguien que sabe comprenderlo.
Alguien que me calma
cuando nadie más sabe hacerlo.
Ese alguien que comparte mis mañanas
y todas mis sonrisas tempranas.
Alguien que merece la pena ser nombrada.
A ese alguien: gracias.

Y el amor,
hablar de amor ahora
es como coger una cuerda
para colgarse donde no hay palos ni farolas.
No, definitivamente no hablemos de amor, Amor.
De amor, Amor, mejor no hablemos.
Pues prefiero seguir sin pensar en ello.
Dejar que las cosas sigan su tiempo.
El caudal del río que siga corriendo.
Mientras yo te necesito y tú andas huyendo.

Donde el blanco no es blanco,
a veces es negro.
Pero mañana volverá a ser blanco.
Esperemos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Elíseos.

Él había pasado
un brazo
sobre el hombro de ella
mientras ésta
le respondía con su pierna
sobre la de èl.
Ambos
vestidos de negro,
ambos
comièndose a besos
y hablando
entre la multitud de metros.
Tan cómplices tan ajenos.
Y yo,
al verlos
pensé en nosotros.
Sonreí y cogí el metro.
Volvieron
Tantos detalles, tamtos recuerdos
Me quedé mirándolos
a través de la ventana
que reflejaba
el andén
ahora desierto.
Y mientras
se alejaba
el tren
embobada
les miré
pensando
que nos estaba viendo.
En aquel lugar en este tiempo.
El tren
llegó a su destino
y volví a casa.
Hacía un tremendo frío
que reflejaba que el invierno
ya había venido.

lunes, 5 de diciembre de 2011

6 Diciembre 2011



Quizás tu lugar sea mi pecho
Mientras yo te echo de menos.
¡Qué locura! ¡Qué tormento!
Ser del prisionero del alma, del recuerdo...
De este y tantos otros secretos.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Nieve.

Hay nieve. Escúchame. Es tarde.
Solamente ansío hablar contigo
de algo más allá de lo comúnmente oído.
Tras veinte mil horas al volante
hemos parado. Estamos sanos, vivos, felices y salvos.
Y tengo que contarte algo que me invade,
Algo tremendamente importante.

Cuando mi mirada te dio alcance,
Simplemente: me impresionaste.
Cuando tus palabras me alcanzaron,
más cerca del verbo que del predicado.
Sentí algo.
Ese algo tan maravilloso y extraño.
Una sensación atroz que… no sé cómo explicarlo.

Así que tengo que pedirte que no te vayas.
Deja a un lado todas esas palabras.
¡Quédate! No te vayas.
Porque quizá no lo sepas pero eres esa raya,
esa milésima por la que vale la pena una mañana,
una sonrisa al alba,
una caricia cuando los árboles ríen y se aman.

Y sí, puede que cambiara de tema.
Que a partir de entonces creyeras
Que no querría conocerte apenas
Y es que... ¡Es tan complicado este dilema!
Es como de las matemáticas el problema
Que ningún teorema resuelve ni da respuesta.
Y pase lo que pase, recuerda que hay nieve fuera.

El día que me veas asustada, huyendo de los brazos
Que por la espalda me acariciaron.
Estaré con miedo y protegiéndome, esperando.
Esperando que te acerques que me abrigues y hacia ti mirando.
Esperando hallar en tus ojos todo lo que he anhelado
Sabiendo que algún día puede ser tú quien quiera dármelo
Y puedo ser yo, quien logre aceptarlo.

Hasta entonces, desde la nieve con frío.
Te escribo y con ello te pido:
No desesperes. Quizá, tal vez, sea el destino.
Y si así es, me amarás, me odiarás, te habrá dolido
Podrá ser un amor intenso o un simple juego recorrido
Que a lo mejor es agradable y disfrutamos del camino.
Mas la nieve cae. Abrígate. Aquí todavía hace frío.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Sí.

Su vida quedó reducida a eso:
la eterna huida. Del amor andaba huyendo.
Y él se empeñaba en encontrarla,
en cada nube, en cada beso.
Pero no podía agarrarla.
Sus manos calientes estaban en invierno.
Cuando más se despistaba
Su mirada se cruzaba con otra,
Su piel se estremecía al rozarla
Cuando algún ser o persona
Lograba habitarla. Mas sin demora,
Ella se marchaba.
Ella huía y huía. Al amor daba
La fría y cruel espalda,
De la hora marchita,
De la almohada mojada.
Albergue de besos,
Cementerio de sueños…
Con eso sobrevivía cuando en su cuerpo
Nadie esperaba un mañana ni descanso.
Nada duradero ni perecedero.

Los amantes que tuvo
Siempre en silencio
Se habían acercado a ella
A través del glorioso muro
Donde pájaros y aves sólo emitían susurros.

El invierno andaba con paso lento.
Las calles disfrutaban de su olor,
De cada uno de sus cuentos.
Las hojas se habían caído
Hacía por lo menos:
Más de siglo y medio.
Y se mantenía quieto.
Congelando a los amantes que acaban muriendo.
Al amor clamaron las lápidas,
Los rosales enegrecidos,
Las desesperadas esperanzas.

Él se vistió, para una gran gala.
Se dirigió a ella
Una noche en la profunda madrugada.

Ella intentó esquivarle,
Fuera como fuera: refugiarse.
Escapar para siempre del causante
De sus pasados males.

Mas el amor…
El amor jugar al amor sabe.
Le hizo frente en la esquina de una calle.
Mientras ella, sólo pudo callarse.
Su pulso era un tímpano
De corazones ajenos,
Su voz era la vista
De sentimientos no sinceros.
Pero su alma,
Clamaba.
Cantaba alegre al alba.
Cuando ella dormía.
Cuando ella no la escuchaba.

Rompiendo con su gélida voz el momento
Le dijo al amor: “Disculpa. Ya nos vemos luego.”
Él callado, no se movió
Ni un ápice del lugar en que sus pies
Estaban sosteniendo el suelo.
Su aura era tenue
Provocaba los grandes milagros.
Sacaba a la luz lo mejor
De aquellos locos que creían en el amor,
De esos que estaban enamorados.

Él habló ante el silencio buscado
Y le dijo: “Por mucho que me rehúyas,
Siempre te estaré buscando
Y no podrás evitarme.
Si mis deseos lo hacen,
Tú caerás. Caerás mientras ames.
Puedes estar triste o enfadada,
Dolida, melancólica, desilusionada,
Refugiada, sonriendo, callada…
Dará igual.
Tu alma se elevará.
Volverás a los cielos, a los infiernos, a la nada,
A ese instante donde lo eterno es sincero.
Y todavía, no ha llegado tu momento.”

A lo que ella rebelándose;
A sí misma amándose
Cual Troya la noche de Eneas, liberándose
Muriendo y apagándose
Sólo respondió:
“No, Amor. Ya no.”

El Amor la miró de nuevo
Convencido de sus palabras:
“Por mucho que estés refugiada
Vendrá alguien a encender el fuego
Y la llama que te molestas en mantener apagada.
Tal vez hoy, mañana,
En meses, en años, en días o en semanas.
Pero vendré a buscarte
Como la muerte errante
Y tú tendrás que estar preparada
¡Cúrate! Ten paciencia o arte.
¡Ámame u ódiame!
Pero vendré a encontrarte”.

Su sombra se mezcló
Con el viento. Y el Amor salió
Del invierno, tan puro y fresco,
Demostrando que escondido
No se hallaba muriendo.
Dándole esperanzas a ella,
Que sólo era:
Un cuerpo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

No.


 Y si… ¿Volvemos?
¿Y si dejamos
atrás todo aquello
y nos dedicamos
simplemente a querernos?

Y si nos reencontramos
con quienes fuimos,
con aquellos…
¿Qué les diríamos, que nos rendimos,
que tomamos caminos distintos?

Y si regresamos
al parque del olvido
y nos pregunta por el pasado
¿Le diremos acaso
que no lo vivimos?

¿Y si nos encuentra el amor
allá donde nos conocimos?
¿Y si nos embriaga
un mañana indeciso?

Entonces, amor. Amor mío.
Tendremos que reunirnos
Más allá de la muerte, más allá del olvido
Allá donde el presente
sea un futuro sin ti, mas contigo siempre
caminando hacia lo no vivido.
Agarra fuerte mi mano,
siempre estaré a tu lado
por el árbol,
por el parque, por el ocaso...
Por las palabras que dijimos,
por los sueños que tuvimos...
Porque hoy sólo queda lo lindo.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Balance de otoño.

No sé qué me pasa
‘Antes’ me consideraba
Mejor persona.
Escuchaba más.
Hablaba menos.
Tenía cierta estabilidad emocional.
Prestaba más dedicación a las personas
Y menos a los sueños.
No digo que ahora no la preste
Digo que lo hacía si cabe más.
‘Antes’ no guardaba tantos silencios
Y no tenía una ilusión potente
Sino que eras tú mi ilusión.

Luego vino la carrera, la universidad…
Todo fue cambiando pasé
Poco a poco a pensar
En ti diez minutos al día
Y las nueve horas restantes
En otras muy diversas cosas:
Carrera, proyectos, planes, findes…
Mi ilusión se multiplicó
En efímeros caprichos repentinos amorosos
Y me olvidé por completo
De lo que era pasarse enteras las diez horas,
Que como antes en ti, pensaba en una sola persona.

Comencé a borrar
tu nombre de mi cabeza
y llené mi mente de planes.
Hice cursos,
Volví a otro tipo de lugares.
Empecé de nuevo a evadirme,
A alejarme a ese lugar
Donde pocos pueden alcanzarme.
Me centré en mi carrera
(mi siempre amada y apasionada ilusión)
En compartir tiempo con mis amistades
(a las que reducí espacios sin quererlo)
Y me emprendí a hacer cosas
Que siempre quise hacer.
Me volví dueña de mi vida
Como hasta entonces nunca lo había sido,
Saliendo del plural nosotros
Para retroceder al singular.
Me olvidé de las sorpresas,
De los detalles,
de aquellas frases,
incluso de escribir alguna tarde.

Y justo cuando pensaba
que había alcanzado muchas metas.
Llegó él.
Sí, vino a mi vida para que
En una noche de luna llena
Me diese cuenta de que podía dejarte
Machar pero no quería ni debía dejarme
A mí misma.
Y consiguió ilusionarme.
En ese instante,
Comencé a pronunciar su nombre
A rectificar en los errores
Y a darme cuenta de que la cima
No vale sin amor, sin ilusiones.

¡Levántate y sueña!

¡Lévantate y sueña!
Porque estás preciosa
Cinco minutos antes
de meterte en la cama,
Cuando caminas a tientas
Con el pelo por la cara.
Tan natural, tan tú, tan bella…

¡Levántate y sueña!
Porque has dejado la habitación desordenada,
Tus uñas largas y la sonrisa en entre pecho y espalda.
Haz todo aquello que no haces por ser buena.
Ha llegado el día de dejar de buscarte en aceras.
Siempre ajenas.

¡Levántate y sueña!
Sueña con un mundo nuevo,
Que tú sola construyas,
Que tú sola padezcas.
Vive lo que te guste, mímate, consiéntete, desmelénate.

¡Levántate y sueña!
Porque quizá para nadie más que tú, seas una princesa.
Pero para ti, eres sincera, soñadora, impulsiva y tierna.

¡Levántate y sueña!
Porque un día más merece la pena.

sábado, 12 de noviembre de 2011

Buenas noches caballero. Buenos días princesa.

- ¿Cómo saber a ciencia cierta cuando te has equivocado?

- Cuando estás plenamente convencido de que has fallado.

Si dudas, entonces, puede que no te hayas equivocado.


Y así se resolvió el misterio.


Gracias. Me has devuelto

la ilusión en tres encuentros.

Sólo tres han bastado

para resucitar aquello

que durante un largo

y espeso tiempo

creí enterrado y muerto.


Y te vas, como viniste.

Sin daño, lentamente hacia los tonos grises.

Conversaciones, mensajes de madrugada,

preguntas filosóficas pero sobre todo respuestas.

Hacía mucho tiempo que no encontraba

nadie capaz de responderlas y más aún,

que me topara con un ser cuyas respuestas 

me convencieran.


Y comencé a hablar de ti, sin darme cuenta.

Te fui haciendo un hueco en mi vida

cuando al principio no eras más que esa persona

que me hablaba y contaba cosas.

Poco a poco. O en tus propias palabras:

“Despacito y con buena letra”.



Buenas noches caballero. Buenos días princesa.

De ilusión se cargaron nuestras palabras,

de palabras se llenaron nuestros sueños.



Y luego, llegó ese momento.

Donde cruzamos la línea.

Ese sábado, empezamos a mirarnos más allá de vernos.

Y nos observamos como hemos seguido haciendo,

cada milímetro, cada gesto.



Tú has sido el ser que me ha llenado

de calor en este frío invierno.

Acá donde el olvido intenta invadir los recuerdos.

El héroe, que me ha salvado

de cualquier posible infierno.

El hombre que me ha traído a casa,

que ha curado mis heridas pasadas,

que me ha cogido la mano cuando más gélida estaba

y la ha besado, que me ha acurrucado entre sus brazos…

Me ha besado en los labios nada más verme.

Dos horas se ha pasado callado y mirándome entre tinieblas,

donde nadie nos veía, donde nadie nos buscaba.

Ha cenado, bañado en el mar, se ha montado en columpios…

todo ello conmigo porque simplemente él es genial.

Porque nos parecemos en algunas pequeñas cosas

o porque querría mi sonrisa provocar.

Se pone nervioso cuando le miro y me río.

Quien me lanza miradas desde su picardía

y de improviso me besa con toda la fuerza de la vida.

Responde a mis flores, aviones, caritas… 

Me dice guapa cuando anochece.

Me acoge todas las veces

entre sus brazos y me suelta pronto.

Es delicado y tierno aunque sabe chincharme

y hacerme de rabiar.

La madurez le acompaña, su paso

es firme y tiene sus ideales claros.

Gana batallas porque es fuerte,

porque lucha con ganas.

Es tenaz y constante. Incluso valiente.



Él es él y hoy me alejo, espero

que no para siempre. No por miedo

sino porque falta mucho por construir

y ahora mismo no sé si

él no sé si yo… no sé.



Mañana será otro día.

Tengo ilusión en que se quede todavía.

Pero me ha cogido la mano

para sacarme de las tinieblas que me envolvían

que no me dejaban ver, lo que había

al otro lado de esa vida.



Y hoy le doy las gracias

por esa maravilla.

Por nada más, por nada menos.

Por nada, por todo. Por ello.

Por ser el fármaco perfecto

para mi corazón perecedero.