"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Nieve.

Hay nieve. Escúchame. Es tarde.
Solamente ansío hablar contigo
de algo más allá de lo comúnmente oído.
Tras veinte mil horas al volante
hemos parado. Estamos sanos, vivos, felices y salvos.
Y tengo que contarte algo que me invade,
Algo tremendamente importante.

Cuando mi mirada te dio alcance,
Simplemente: me impresionaste.
Cuando tus palabras me alcanzaron,
más cerca del verbo que del predicado.
Sentí algo.
Ese algo tan maravilloso y extraño.
Una sensación atroz que… no sé cómo explicarlo.

Así que tengo que pedirte que no te vayas.
Deja a un lado todas esas palabras.
¡Quédate! No te vayas.
Porque quizá no lo sepas pero eres esa raya,
esa milésima por la que vale la pena una mañana,
una sonrisa al alba,
una caricia cuando los árboles ríen y se aman.

Y sí, puede que cambiara de tema.
Que a partir de entonces creyeras
Que no querría conocerte apenas
Y es que... ¡Es tan complicado este dilema!
Es como de las matemáticas el problema
Que ningún teorema resuelve ni da respuesta.
Y pase lo que pase, recuerda que hay nieve fuera.

El día que me veas asustada, huyendo de los brazos
Que por la espalda me acariciaron.
Estaré con miedo y protegiéndome, esperando.
Esperando que te acerques que me abrigues y hacia ti mirando.
Esperando hallar en tus ojos todo lo que he anhelado
Sabiendo que algún día puede ser tú quien quiera dármelo
Y puedo ser yo, quien logre aceptarlo.

Hasta entonces, desde la nieve con frío.
Te escribo y con ello te pido:
No desesperes. Quizá, tal vez, sea el destino.
Y si así es, me amarás, me odiarás, te habrá dolido
Podrá ser un amor intenso o un simple juego recorrido
Que a lo mejor es agradable y disfrutamos del camino.
Mas la nieve cae. Abrígate. Aquí todavía hace frío.