He decidido en este preciso instante no hablar más de ti y muy poco contigo:
- Porque te quejas de mi perpetua sonrisa.
- Porque te mueves siempre en coche.
- Porque pretendes explicar racionalmente el mundo.
- Porque te gusta no leer.
- Porque te gusta el fútbol y los deportes.
- Porque te metes conmigo.
- Porque me das las buenas noches de una forma extraña.
- Porque sabes jugar conmigo y no responderme si no te respondo.
- Porque hablar por teléfono contigo no es una opción.
- Porque sabes que cuando pongo una única cara, cierro la conversación.
- Porque nunca me quiero ir cuando estoy contigo.
- Porque me das más besos al final que al principio.
- Porque me das muchos más besos que abrazos.
- Porque nunca me abrazas por detrás.
- Porque me parece tierna tu forma de darme la mano.
- Porque sabes hacerme callar de forma efectiva.
- Porque en un determinado momento pones una cara de pillo que me pierde.
- Porque te miro mientras me miras y cuando no me estás mirando.
- Porque vives día a día y no te paras a hacer planes con mucho tiempo.
- Porque eres una sorpresa constante en mi vida.
- Porque eres rotundamente impredecible.
- Porque tu mundo está regido por leyes matemáticas.
- Porque con tus cosas me fascinas y nunca me han gustado tus cosas.
- Porque no tenemos nada en común.
- Porque me paso muchos minutos al día pensando en ti.
- Porque para mí es genial pasar tiempo contigo.
- Porque cada día que pasa me pareces más atractivo.
- Porque corro el riesgo de ilusionarme contigo demasiado.
- Porque dudo que nunca llegue a entenderte del todo.
- Porque todo contigo es nuevo, especial y único.
- Porque en tu léxico no están los piropos, sí en tus miradas.
- Porque rara vez te pones tierno o explícitamente romántico.
- Porque conoces la historia de Las mil y una noches y yo no la conocía.
En definitiva: porque puedo acabar pillada por ti hasta límites insospechados y me asusta que sea unidireccional.