Gracias por las tardes de invierno y las noches de verano.
Porque eres aquel ser grandioso que ilumina mi mirada
Y nunca, nunca la ilumina en vano.
Gracias por las maravillas que sólo tú me has enseñado
Por los mundos, las miradas y cada uno de los acantilados.
Por ser bella, quererme y acompañarme siempre.
Gracias por los buenos momentos y por las recompensas
Que me das cuando quizá más haya trabajado por ellas.
Por brindarme sueños y por darme la fuerza para soñarlos.
Gracias por alejarme de las playas que me ahuyentaban de tu lado
Por ser sincera y acompañarme en el dolor como antaño.
Por estar desde siempre y para siempre, por ser tú nunca ausente.
Porque eres aquel ser grandioso que ilumina mi mirada
Y nunca, nunca la ilumina en vano.
Gracias por las maravillas que sólo tú me has enseñado
Por los mundos, las miradas y cada uno de los acantilados.
Por ser bella, quererme y acompañarme siempre.
Gracias por los buenos momentos y por las recompensas
Que me das cuando quizá más haya trabajado por ellas.
Por brindarme sueños y por darme la fuerza para soñarlos.
Gracias por alejarme de las playas que me ahuyentaban de tu lado
Por ser sincera y acompañarme en el dolor como antaño.
Por estar desde siempre y para siempre, por ser tú nunca ausente.