"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

lunes, 20 de junio de 2011

El bonsái.

El bonsái que me acompañó
desde que decisdiste
separar tu camino de mi lado
se está muriendo poco a poco
y no sé cómo curarlo.

Mis lágrimas ya no le abonan;
ya no consigen hacer crecer sus tallos.
Sus hojas en este cálido verano
se están marchando.
Su sabia se está pudriendo y él deshidratando.
Es la peor noticia que han podido darnos.

Le he sacado
a la jardinera
para que por las noches el cielo viera 
y con suerte, se enamorara de alguna estrella.
Y así entonces, tuviera´
deseos
de seguir viviendo.

Porque él es, sin saberlo
el depositario de la esperanza
que conservé en lo nuestro.

Él perdonó los fallos
cuando yo todavía no podía hacerlo.
Él recopiló
los sábados,
la magia...
Sacó a la luz sus flores,
nos ofreció sus semillas y nos unió
cuando nos causamos inmensos dolores,
cuando nos rompimos mutuamente los corazones.

Él estaba inmóvil.
Inmóvil y calmado
cuando tú me confesaste que volvías
a dormir conmigo acompañado.
Él estaba allí
sin tú notarlo.
Él lo sabía
igual que sabe el amor que te tenía.
Él estaba inmóvil
pero paciente permanecía.

Él era el puerto,
el lugar donde amarrarme
cuando me atacaba el miedo.
Él era y todavía es, más no por mucho tiempo.
Él que ha evitado que me arranque
la esperanza que estaba atada a mi cuerpo.

Él y sólo él significa tanto
que no es sólo un bonsái ni sólo un árbol
es el compañero de viaje
para cada uno de los martes;
es el ideal amante
que logra calmarme;
es una luz encendida para mirarle
en medio de la noche, cuando nos invade Marte.

Él, joven y moribundo
nos reclama a ambos.
Sólo nosotros en medio del mundo.
Y yo te digo que quiero que sepas que fue un árbol,
maravilloso y cercano
y tenemos suerte de que nos haya acompañado.
Él sabe cuánto nos quisimos
cuánto nos unimos
Y nadie excepto él conoce que nunca podremos sustituirnos.

Él se muere y a ti te lo notifico.
No puedo, 
lucho y no sale adelante.
Mis intentos 
son en balde.
Mas sabes,
como yo que no puedo
que nos necesita unidos.
Pero nadie 
puede salvarle.
Sólo podemos enterrarle
cuando su vida acabe
y recordarle
ahora que aún vive, que vamos a añorarle.

No fue sólo un bonsái.
No fue sólo un árbol.
A pesar de todos los árboles que hay
de todas las flores y los céspedes mojados.
Fue él
y sólo él
el que estuvo a mi lado .

Y si se muere...
Buscaré un parque
y en la arena le enterraré.
Sabiendo que bajo la tierra serena...
Mis lágrimas le irán a ver.