Hubiese podido ser tan bello
un día como hoy.
Embriagarnos de recuerdos
habría conseguido en medio
de un largo bostezo
un abril, un mayo o un enero.
Promesas ausentes
que todavía rozan insulsas
la materia de nuestras mentes.
¡Lejos queda el edén
de los clavos ardientes!