"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

domingo, 26 de junio de 2011

Día a día.

Todo pasado,
Todo rastro…
Desaparece
ante la inminencia del futuro.
Cada vez quedan menos
huellas a las que agarrarnos
Para no perder el rumbo,
para no olvidar del horizonte el ocaso.

jueves, 23 de junio de 2011

Y si...

Y si un día conseguimos encontrarnos
en un lugar donde no haya llantos.

Tendré que decirte todo lo que me he callado,
hablarte de aquello 
que he aprendido mientras tanto.

Y confesarte, con el corazón en la mano
que no hubo culpables 
que el destino lo tenía planeado.

Explicarte con mil detalles
que no fuimos ni tú ni yo los causantes.

Que al menos,
durante un tiempo...
Todo ello,
es, con balances de por medio
algo positivo para el mundo entero.

Y si algún día nos encontramos
en un lugar donde no haya llantos
podremos ser felices todavía, quizá como antaño.

miércoles, 22 de junio de 2011

Mientras te estaré recordando.



Olvídala, olvida…
su pena, su llanto.
Olvida su mágica risa,
sus encantos.

Olvida, sus emocionantes escritos,
sus andares como caprichos.

Olvida, sus especiales gustos,
Su inigualable mundo.

Olvida, su dulce sabor,
Su indiscutible calor.
Olvida, su lado,
Sus incansables veranos.

Olvida su peculiar forma
De dar los pasos.

Olvida cómo soñarla,
Cómo añorarla.
Cómo tocarla.
Cómo calmarla.

¿Todo olvidado?
Enséñala cómo lograrlo.

Junio.


Sé que estás ahí al igual que sabes
que si algo necesitas puedes llamarme.
Cuando todo pase,
 volveré si todavía quieres, como antes.
Pero, ahora necesito centrarme.
Necesito superarlo y enfrentarme
De una vez por todas, a lo que ya viví antes.

Literatura.


Gracias por las tardes de invierno y las noches de verano.
Porque eres aquel ser grandioso que ilumina mi mirada 
Y nunca, nunca la ilumina en vano.

Gracias por las maravillas que sólo tú me has enseñado
Por los mundos, las miradas y cada uno de los acantilados.
Por ser bella, quererme y acompañarme siempre.

Gracias por los buenos momentos y por las recompensas
Que me das cuando quizá más haya trabajado por ellas.
Por brindarme sueños y por darme la fuerza para soñarlos.

Gracias por alejarme de las playas que me ahuyentaban de tu lado
Por ser sincera y acompañarme en el dolor como antaño.
Por estar desde siempre y para siempre, por ser tú nunca ausente.

La muerte.

La muerte asusta
Hasta a los héroes más cercanos.
Esos que parece que no se inmutan
Ni con los dragones alados.

La muerte nos acorrala
Y asfixia
Nos vende, nos compra
Nos ahoga en una tierra de patatas.

La muerte llega
Y no espera
que la deseemos
ni la adoremos
simplemente llega
y nos lleva con ella.

La muerte nos arrebata
A las personas
que más nos aman.
La muerte a todos ataca,
Por desgracia,
De ella nadie se salva.

lunes, 20 de junio de 2011

El bonsái.

El bonsái que me acompañó
desde que decisdiste
separar tu camino de mi lado
se está muriendo poco a poco
y no sé cómo curarlo.

Mis lágrimas ya no le abonan;
ya no consigen hacer crecer sus tallos.
Sus hojas en este cálido verano
se están marchando.
Su sabia se está pudriendo y él deshidratando.
Es la peor noticia que han podido darnos.

Le he sacado
a la jardinera
para que por las noches el cielo viera 
y con suerte, se enamorara de alguna estrella.
Y así entonces, tuviera´
deseos
de seguir viviendo.

Porque él es, sin saberlo
el depositario de la esperanza
que conservé en lo nuestro.

Él perdonó los fallos
cuando yo todavía no podía hacerlo.
Él recopiló
los sábados,
la magia...
Sacó a la luz sus flores,
nos ofreció sus semillas y nos unió
cuando nos causamos inmensos dolores,
cuando nos rompimos mutuamente los corazones.

Él estaba inmóvil.
Inmóvil y calmado
cuando tú me confesaste que volvías
a dormir conmigo acompañado.
Él estaba allí
sin tú notarlo.
Él lo sabía
igual que sabe el amor que te tenía.
Él estaba inmóvil
pero paciente permanecía.

Él era el puerto,
el lugar donde amarrarme
cuando me atacaba el miedo.
Él era y todavía es, más no por mucho tiempo.
Él que ha evitado que me arranque
la esperanza que estaba atada a mi cuerpo.

Él y sólo él significa tanto
que no es sólo un bonsái ni sólo un árbol
es el compañero de viaje
para cada uno de los martes;
es el ideal amante
que logra calmarme;
es una luz encendida para mirarle
en medio de la noche, cuando nos invade Marte.

Él, joven y moribundo
nos reclama a ambos.
Sólo nosotros en medio del mundo.
Y yo te digo que quiero que sepas que fue un árbol,
maravilloso y cercano
y tenemos suerte de que nos haya acompañado.
Él sabe cuánto nos quisimos
cuánto nos unimos
Y nadie excepto él conoce que nunca podremos sustituirnos.

Él se muere y a ti te lo notifico.
No puedo, 
lucho y no sale adelante.
Mis intentos 
son en balde.
Mas sabes,
como yo que no puedo
que nos necesita unidos.
Pero nadie 
puede salvarle.
Sólo podemos enterrarle
cuando su vida acabe
y recordarle
ahora que aún vive, que vamos a añorarle.

No fue sólo un bonsái.
No fue sólo un árbol.
A pesar de todos los árboles que hay
de todas las flores y los céspedes mojados.
Fue él
y sólo él
el que estuvo a mi lado .

Y si se muere...
Buscaré un parque
y en la arena le enterraré.
Sabiendo que bajo la tierra serena...
Mis lágrimas le irán a ver.

miércoles, 15 de junio de 2011

Naufragio.

Tengo uno
de esos días.
Uno
de esos en los que estoy sensible
y las cosas no salen como había
pensado.
Me siento cansada y mi esfuerzo,
según me temo,
no saldrá recompensado.
Me tumbo encima de la cama,
encendiendo la gran pantalla.
Leo y leo
a pesar de llevarlo.
De teóricamente, todo haber superado.
Y sin embargo,
leo y leo.
Me siento
triste,
estoy sensible
 y tenía ganas
una vez más
de encontrar
 el rastro de ti que dejaste,
la puerta que nunca del todo cerraste
porque una vez más
necesitaba contigo refugiarme.
Pero algo en mí,
a ti me impide acercarme.
Una cicatriz, una razón…
una cordura que me aleja
del dolor que un día me causaste.
Hoy,
hoy tenía una necesidad
imperiosa de hallarte,
de que una vez más
y para siempre
no me permitieras marcharme
y me retuvieras
mas no con palabras amables
sino con deseo impaciente
que me alejara de la ranura del presente.
Y hubiera entregado mil palabras
a cambio de las tuyas,
mil versos
a cambio de un abrazo…
porque estaba triste y te sentía lejano.
Sí, lejanos.
La distancia
es la esencia
más palpable que nos separa.
Y no sé si no puedo,
no quiero
o es que he madurado.
Ni siquiera tengo
 ya claro
 si sabes todo lo que en mi vida ha pasado.
Me llena de tristeza
que después de todo lo que fuimos,
de todo lo que significamos
hoy
nos hayamos convertido
en aquellos extraños
que ni se ven, ni se miran, ni se hablan…
Aunque ambos
se estén ahogando.
Aunque ambos
sepan que son los únicos
que pueden salvar al otro del naufragio.
Se abandonan al mar,
mutuamente y son conscientes
de que si se hunden,
se hundirán los dos hoy y para siempre.

martes, 14 de junio de 2011

Me enamoré.

Me enamoré de Neruda.
Me enamoré de Rubén.
Me enamoré de Miguel
y de Espronceda también.

Me enaamoré de él
de su voz tenue y ruda,
al recitarlos ayer.

lunes, 13 de junio de 2011

Temporal.

Parecía
tan indiferente a mis súplicas
que el temporal no amainó
hasta que se hubo detenido
delante de mí en la acera fría.

"Ya no te quiero."
decía.
Aún cuando vio
caer una lágrima
sobre su propia mejilla.

Obscuridad.

Las nubes están grises.
El pájaro cayó del cielo.
Desde entonces con hielo,
los días pasaron tristes.

Bostezo.

Hubiese podido ser tan bello
un día como hoy.
Embriagarnos de recuerdos
habría conseguido en medio
de un largo bostezo
un abril, un mayo o un enero.

Promesas ausentes
que todavía rozan insulsas
la materia de nuestras mentes.

¡Lejos queda el edén
de los clavos ardientes!