"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

sábado, 7 de mayo de 2011

París.

Y tengo un miedo horrible a perderte,
a que te vayas lejos y no poder hablar contigo de nuestras tonterías
y de nuestros momentos decisivos de la vida.
 O peor aún, que te quedes
y nos convirtamos mutuamente
en un recuerdo pasajero que sólo nos visite en cumpleaños
y otras fechas no menos cumplidas.

No quiero perderte
pero tampoco quiero retenerte.
Una vez, hace tiempo me dijeron
que si quería a alguien lo dejase libre, que si lo quería de veras
pidiese a todos los dioses, en todos los ritos que le protegieran,
le ayudaran a crecer como persona, a encontrarse a sí mismo y le dieran
los instrumentos para su propia felicidad. Y fue,
una de las grandes lecciones de mi vida,
una de las cuales nunca se me olvida
porque me costó mucho aprenderla y por la práctica que llevo vivida.
Por eso, aunque te vayas a la otra del planeta
o aunque ya no te viera
como hasta ahora lo he hecho:
 te seguiré queriendo,
sí, siempre podrás contar conmigo.
Siempre estaré a tu lado y seré tu abrigo
aunque nunca te lo haya dicho
y cuando te caigas, te tropieces o navegues por anchos mares,
con otra clase de mujeres.
Recuérdame
y recuerda también
el amor incondicional que un día en mi corazón para ti instalé.
Y cuando sientas que eres la única persona en el mundo,
cuando conozcas a la soledad.
Acuérdate
de mí, recuerda
que vales tanto la pena
como para que otro ser a ti te quiera,
sin juicios, sin promesas…
sólo porque existes. Y entonces, serás feliz y yo lo seré
sólo sabiéndolo porque pase lo que pase, te quise y aunque me asuste
terriblemente que te alejes,
que ya nada sea lo mismo, e incluso
que ya no signifique para ti todo aquello que un día fui.
En ese momento, cuando te marches que ahora tanto a pensar rehúso
te miraré a los ojos y al corazón en la mano
le arrancaré un trozo, te lo entregaré sin reparo.