"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

domingo, 22 de mayo de 2011

Nana.

Una hoja en blanco
y mil palabras en el tintero
que se pelean
por salir a tu encuentro.

Hoy, por suerte
Hoy, por desgracia
Hoy, por ser presente:
Hoy, todavía te quiero.
Han caído tormentas,
derrumbado edificios …
Anunciado una vez más
La victoria de la derecha.
Hoy, es un día en el que mi corazón
Ya no está habitado de flechas

No siento dolor, no sé si tan siquiera
Sentiré algo de tristeza.
No sé lo que siento, puedo estar llena
O inmensamente vacía como una botella
que reposa sobre la playa en la arena.

Hoy, sé lo que ha ocurrido
Creo intuirlo
O tal vez sólo lo imagino.

Y tengo la certeza
La extraña sospecha
De que como ninguna otra vez
Es capaz de engañarme mi latido con él.

Fue algo atroz y despiadado
Lo que sentí y quise evitarlo
Mas no pude: no conseguí lograrlo.
Mucho tiempo ha pasado
Muchas heridas en mí
Todavía se están sanando
Y sí, quizá te extraño
O quizá solos tus brazos
Al darme cuenta
De que a mí más,
no me andan buscando.

No te envidio, no te deseo,
no admiro tu posible destreza
no hablo de valentía ni de dureza.

Admito que me sorprendió
Tu forma de darme la receta
al igual que en un periódico recibí la noticia nueva.

Dicen que una vez en la vida
Encontramos un corazón al que amar sin medida
Con en el que nos sobran las palabras: están dichas.
Al que no vale la pena intentar engañar con mentiras.

Y lo sé.
Lo presiento.
Y quizá me equivoque,
hasta el fondo:
no lo niego.

Cada día intento
Salir a la vida 
con una sonrisa,
Quitarme el luto por la calle de las prisas
Y arrancar a cada paso una flor en las orillas.

Oigo voces lejanas que me gritan
Que me atraen y me causan pesadillas.
Oigo palabras en medio del runruneo que camina
Ajeno a cualquier paso y a toda salida.

Veo cuerpos de corazones ausentes
De miradas, incluso calientes.
Veo cadáveres y muertos vivientes
Que están más allá de la vista de la gente.

Saboreo las aceras
Esperando encontrar de ti alguna nueva.
Saboreo los sueños de peras
Verdes, verdes como el cristal de la botella.

Toco con mis pulgares rosados
El mundo inacabado
Toco, toco y tocando
Aludo al mundo cantando.

Y me pregunto, sentada
Sobre la manta que cubre mi cama
Si hoy será hoy y no estaré ya en mañana.
Los días se vuelven como una nana,
Como esa canción que alguien a lo lejos canta
Canta con susurros creando esperanza.