"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

jueves, 5 de enero de 2012

A mi pequeño dormilón.

Tenía preparada una carta larga. Dos folios. Dos folios diciéndote cómo me sentía y mis sentimientos actuales hacia ti. Recordando buenos momentos y confesándote todo lo que mis palabras callan. 
Tenía preparada una felicitación que no sabía si te gustaría o aborrecerías. Tenía preparada mil sorpresas para este día. Tenía… tenía la carta escrita de hace apenas dos, a lo sumo tres días pero no sé si leerla querrías. Ni tan siquiera si querrías tener noticias mías en este día, así que esperaré a una mano que me la pida.
Sinceramente, siento mucho la forma en la que terminamos algo tan bonito, tu enfado, el mío… siento todo. Siento el orgullo. Siento la tristeza, la melancolía, la rabia, el dolor, la pérdida, la huida. Siento que algo tan bello, tan maravilloso se esté perdiendo. Siento todo lo malo como también siento todo lo bueno. Y cuando pienso en el broche que pusimos sólo nos recuerdo a ambos llorando. Guardo el consuelo en que algún día, podamos remediarlo.
Gracias por todo lo que juntos construimos y te deseo de todo corazón que seas feliz. Inmensamente feliz.
Supongo que nunca terminaremos de echarnos de menos, así que no me pararé a explicarte esto. Fuiste muy importante en mi vida, y seguirás siéndolo como todavía lo eres.
Siempre, siempre. Eternamente. Podrás contar conmigo y aunque ya no esté siempre o creas que no haya estado desde que nos separamos constantemente. Sabes que te cuido en las sombras cuando anochece y que pase lo que pase estoy aquí si me necesitas, porque somos nosotros con nuestros más y nuestros menos.
¡Feliz cumpleaños pequeño dormilón!