El reloj marca
cerca de las tres de la mañana.
Siempre empezábamos y acabábamos mal los martes trece,
¿recuerdas?
Solíamos culpar al día y a las fechas:
"era martes trece"
ésa y mi temporada de exámenes
era lo único que nos producía las grandes discusiones.
Hoy, casi tres años después de empezar toda esta aventura,
me encuentro escribiendo
sabiendo que mañana me tocará madrugar de nuevo.
Espero,
una respuesta a una pregunta
que nunca debí hacer causada por un nombre
que nunca debí nombrar.
¿Dónde están aquellos niños que todo
hablando lo conseguían arreglar?
Lan mía sigue dentro, el tuyo dentro quizá.
Mis prioridades han cambiado en este tiempo,
ya sabes, tengo un amor nuevo
(la literatura y mis propios sueños).
Estoy asustada ya no de ti
sino de la chica que teme que te vayas con otras
que la dejes para siempre sin ti, sola.
¿Dónde está el borrador y la goma?
¿Cómo puedo corregir esa palabra
que nunca debió salir de mi boca?
He madurado tanto
que ya no sé si al amor ando escapando.
¿Y si eres tú? ¿Y si soy yo?
El hombre y la mujer de nuestras vidas
de las que me pregunto todavía
si te estarás marchando.
Tu gran error fue marcharte
y el mío dejarte marchar
pero éramos niños, era eterno
y no sé si lo nuestro
pero nuestros recuerdos
lo serán.
Si te vas no habrá un sólo día
que no te eche de menos.
No habrá fecha,
que no tenga una señal en mi agenda.
No habrá noche que no mire las estrellas
y no piense en la belleza,
de esta historia nuestra.
Pero si te quedas haré lo mismo.
Estaré asustada y necesitaré
verte, oírte, hablarte y tenerte
y recordar que te quedaste
para nunca más marcharte.
Y te querré
te vayas o te quedes.
Y te extrañaré.
Y un pedazo de mi corazón será tuyo,
lo tendrás contigo o lo guardaré
hasta que regreses.
Porque... siendo tú y siendo yo...
antes o después...
¿Eternamente?