Cada vez que tu figura se refleja en mi cintura lisa,
Volvemos sin ser del todo conscientes al inevitable punto de partida:
Donde errores y recuerdos bellos
Cuentan en igual medida.
Y casi siempre ganan los recuerdos
No sé si por bellos o por cuantía.
Nos miramos entonces
Como lo hicimos antes: de rodillas.
Dejando a un lado estrellas y soles
Para centrarnos en el presente que el pasado invalida.
Y nos miramos para después vernos,
Nos imaginamos ya en un cielo de besos
Del que volvemos a creer: no caeremos.
“Seremos felices allí, será eterno”.
Así, el cuento,
Se repite sin conocer la despedida
De nuestros ausentes cuerpos,
De nuestras interminables almas unidas.