"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."
Rubén Darío.
jueves, 19 de diciembre de 2013
Vivo en un estado irracional de sensibilidad exacerbada. Siéndote sincera, no sé lo que me pasa y dudo que ni siquiera tú puedas entenderlo porque no lo entiendo ni yo: si estás porque estás si no estás porque no estás. Ese blanco y ese negro que rara vez convergen en un gris. Cuanto menos hablamos, menos quiero hablarte y cuanto más te veo, más ganas tengo de verte. Sin embargo, cuanto menos presente estás, menos te echo de menos porque camaleónicamente me convierto en la persona que era antes de que estuvieras caminando a mi lado, a veces pienso que caminamos: somos como dos ríos que sólo a veces confluyen, no siempre. Por un lado eso lo hace especial y único, por otro, no sé cómo llevarlo. Estoy perdida, tú eres el adulto en este caso. No me encuentro, no sé por dónde tirar y cuando no hablamos me dan ganas de salir corriendo al lado contrario, de irme lejos un tiempo tan dentro de mi misma que no me vayas a encontrar, tan lejos de ti que pueda estar a salvo de todos los sentimientos que en mí produces, esos que me descontrolan, me arrebatan, me excitan y después me calman, los mismos que no me dejan dormir hasta las tantas y que no quieren irse cuando están contigo. En esos momentos apareces, me salvas de mi misma, pasas un brazo por mi hombro, me atraes hacia ti y me besas. Paras mi mundo, mis pensamientos. Da gusto lo bien que sabes hacerlo