"Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.

Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento."

Rubén Darío.

viernes, 23 de mayo de 2014

23 mayo 2014

Al eterno discurso del YO:

Sólo quería decirte que ahora soy yo precisamente yo y no tú, la que va a decir algo. La que te va a contar que hoy ha sido su último día de carrera y hoy, te necesitaba. Me ha costado mucho reconocértelo, de hecho, ni tan siquiera te lo he dicho y no has sido capaz de darte cuenta, muy al contrario has soltado tu discurso de adulto y las etapas de la vida. Tenía ganas de gritarte que necesitaba que vinieras, que me urgía estar resguardada entre tus brazos porque se aproxima un cambio y estoy muy asustada. Creía erróneamente que por un momento pensarías en mí, serías capaz de empatizar conmigo pero no, todavía tienes la capacidad de sorprenderme y de hacerme descubrir que no, que tú primero, que tú como siempre, que tú, luego tú y después tú. Como tú bien has dicho, sí sólo cuando tú puedes, porque tú tienes minutos o dos horas al día con un mal ocio compartidas pero no, no tienes 10 segundos para preguntarme: hola, cariño, cómo estás? No, cariño está muy ocupado. Está muy bien que te centres, dado que soy la primera en hacerlo en época de exámenes, es precioso que te espere, que te escriba las mil maravillas nocturnas… Salí de una relación donde era una princesa y me veo convertida en menos que una rana, al menos a las ranas se las oye croar. No digo que no pueda contarte las cosas, digo que no me tienes en cuenta, que dudo si realmente existo para ti más allá de esa etiqueta que tú mismo me otorgaste. Te digo que sólo me quieres cuando estoy feliz y bebes de mi felicidad, dudo ahora mismo, dudo que me quieras sensible o triste, dudo que me quieras más allá de lo que yo te hago sentir, o mejor, de lo que tú dices que te hago sentir. Evidentemente, tras nuestro intercambio de opiniones donde a mí, ¡oh profanación! Se me ha ocurrido sacar el tema de que no me tienes en cuenta y has huido, sí señor, ahí es donde se demuestra la madurez de las personas. ¿Sabes lo peor de todo? Lo peor no es que no hayas tenido tiempo, lo peor no es que no te intereses por mí, lo peor, lo auténticamente lo peor es que dudo de si me quieres. Dudo. Y yo soy muy peligrosa dudando porque cuando dudo de algo empiezo a dudar de todo. Curioso que ayer mismo te pidiera que acabáramos bien y ¡cuánto nos ha durado nuestra promesa!, hay que ver. Acabo llorando y tú tan tranquilo perdido en tus fórmulas.